CINCUENTA ANIVERSARIO
la vida de un filántropo Don Fili, doctor del pueblo D E origen humilde, su figura de salmantino filántropo empezó a forjarse con "Unión Escolar" con la que desveló su sueño para dar clases a los obreros durante la noche. Empezó a gestarse entonces su amistad con el Rector Miguel de Unamuno, del que sería "confesor" durante sus largos paseos juntos por la Plaza Mayor. En esos años ingresaría por primera vez en la cárcel en un ambiente universitario convulso por la muerte de dos estudiantes caídos por los disparos de la Guardia Civil. Comenzaba entonces la historia pública de Filiberto Villalobos. Guijo de Ávila fue su primer destino como médico. Fue allí donde enseñó a leer y a escribir a un joven labrador que, años después y desde Quito, le mandaría un paquete de libros sobre la fundación de esta ciudad de Ecuador. Ese alumno al que enseñó durante las noches se había convertido en el propietario de una gran editorial de América Latina, según recuerda su hijo Enrique Villalobos. Llegado a Guijuelo, se convirtió en médico del pueblo y mediador en los problemas familiares. Allí, tras intervenir de una hematitis a una joven del pueblo, Don Fili, como le llamaban todos, le recomendó que se pusiese una camisa más limpia. "No puedo porque estoy embrujada". Así, explicaba la paciente que por la noche habían venido las brujas y le habían dejado el cuerpo lleno de cardenales. Sin burlarse del desconocimiento de la joven, cuyos hematomas tenían origen en sus fuertes fiebres, le recomendó "una medicina que acababa con las brujas y que se demostraba porque su orina sería del mismo azul que los moretones", narra Filiberto Villalobos. Le dio azul de metileno y la "curó" con comprensión de eso que ella creía que eran brujas y que tan sólo se fundamentaba en su ignorancia. A pesar de sus diferentes posturas políticas, también llegó a trabar amistad con Franco, quien, devolviéndole un favor, facilitó su salida de la cárcel, recuerda su hijo. La gente humilde, la infancia, la enseñanza y la medicina se convirtieron en los fundamentos de su vida, y le llevarían a ser concejal, diputado, ministro de Instrucción Pública. Este año se cumple medio siglo desde que murió. |
HOMENAJE A LA CONCORDIA (CYNTHIA ALONSO) E L acto público que servía de presentación a la muestra sobre Filiberto Villalobos se convirtió ayer en un entrañable homenaje popular y familiar al célebre médico y político salmantino. La importancia de este aniversario póstumo a Don Fili quedó plasmada en la multitudinaria presencia de personalidades que llenaron el Paraninfo universitario. Aunque sin duda, la verdadera protagonista fue la extensa familia Villalobos; liderada por los hijos del doctor,Enrique y Carmen; los nietos —Margarita, Susana, Enrique, Sofía, María, Elvira, Fernando y Juan— y bisnietos. Todos, emocionados y orgullosos del reconocimiento, recibieron el cariño de amigos íntimos comoÁngel Zamanillo, Miguel Ferrer o José María Vargas Zúñiga. Enrique Villalobos fue el primero en dedicar palabras de elogio a su padre y también a Sebastián Battaner, allegado a la familia e impulsor de este proyecto durante su presidencia en Caja Duero. El hermano, Enrique Battaner, se sentía ayer más que un anfitrión y dedicó uno de los más cálidos discursos de la noche. El Rector aún recordaba sus visitas en la niñez a la casa de Don Fili, "el gigante bondadoso"; y confesaba que a él le debía su "primer despertar político" tras conocer que la muerte del doctor se había silenciado por ser Ministro de la República. Julio Fermoso aprovechó también para destacar el trabajo del homenajeado como "hombre de la Caja" e impulsor de la obra social. La consejera Pilar del Olmo se lo tomaba como "un ejemplo de dedicación para los políticos actuales". La visita guiada a la muestra, de manos del comisario Ignacio Francia fue el colofón al acto. Los miembros de Caja Duero —Lucas Hernández, Gerardo Pastor, Victoriano Pedraz, Rafael Sierra...—; el equipo de Gobierno de la Universidad; el Rector de la Pontificia, Marceliano Arranz; el decano de Medicina, Paz Bouza; y una amplia representación política recorrieron las salas del Patio de Escuelas Menores sumergiéndose en la Salamanca de Don Fili. (En La gaceta de Salamanca) |
HOMENAJE 50 aniversario
Caja Duero y Universidad recrean en una gran muestra la vida de Villalobos Treinta años después de su primer y único homenaje —en 1976 a cargo del Colegio de Médicos—, y a punto de cumplirse el cincuenta aniversario de su muerte, el médico y político salmantino Filiberto Villalobos, uno de los personajes más insignes de la Salamanca de principios del siglo XX, recibe el merecido homenaje de su ciudad. Caja Duero, entidad de la que fue consejero, y la Universidad de Salamanca, donde se formó, han unido sus fuerzas para montar una gran exposición sobre la vida y obra de tan ilustre salmantino. Comisariada por el profesor Antonio Rodríguez de las Heras y el periodista Ignacio Francia, la muestra, que desde ayer y hasta el 31 de mayo se exhibe en las salas del Patio de Escuelas Menores de la Universidad, presenta a través de más de 1.200 objetos, 130 obras de arte, casi 350 documentos y más de 650 fotografías un recorrido fiel y bastante exhaustivo por la vida de Filiberto Villalobos, al tiempo que ofrece un repaso pormenorizado de los acontecimientos más significativos de la España de la primera mitad del siglo XX. "Villalobos nos aporta una vida ejemplar tanto en política como en su condición de médico; eso es lo que hemos tratado de reflejar en esta muestra", anotó Rodríguez de las Heras, mientras que Ignacio Francia se refirió a la figura de Filiberto Villalobos como un hombre "bondadoso, entregado , progresista, inquieto y de concordia", para quien esta muestra viene a "saldar una gran deuda" con una de las grandes figuras salmantinas del siglo XX. La inauguración oficial de la muestra, que por motivos de espacio se trasladó al Paraninfo, contó con la presencia destacada de la consejera de Hacienda de la Junta de Castilla y León, Pilar del Olmo; el Rector de la Universidad, Enrique Battaner; y el presidente de Caja Duero, Julio Fermoso. Tampoco faltaron al acto amigos, familiares y discípulos del homenajeado, Filiberto Villalobos. Los detalles Catálogo. La muestra está acompañada también de un extenso y pormenorizado catálogo. Titulado "Sueños de concordia. Filiberto Villalobos y su tiempo histórico (1900-1955)" y coordinado por el profesor Ricardo Robledo, reúne en una veintena de artículos una visión de las diferentes facetas de Villalobos y su época. "Es algo más que un mero catálogo. Diría que se trata de una impresionante investigación", afirmó Robledo, para quien este homenaje "recupera del olvido a una gran figura salmantina". Nuevas publicaciones. A raíz de la edición de este catálogo, Caja Duero reeditará la publicación que hace años —y que actualmente se encontraba agotada— escribió Antonio Rodríguez de las Heras sobre Villalobos. Pero no será ésta la única publicación extraordinaria que aparezca con motivo de este homenaje. También se publicará una historieta con dibujos de José Ramón Sánchez y aleluyas de Peridis sobre la vida del médico y político salmantino. Y uno más. Dado el gran número de referencias encontrado sobre las publicaciones del propio Villalobos, Caja Duero editará una publicación con todos estos escritos. Varias escenografías. Además de la documentación aportada —la mayor parte inédita— y de las obras de arte de autores como Picasso, Sorolla y Ubierna, la muestra reúne también la recreación de tres ambientes típicos de principios del siglo XX: una escuela, el despacho de Villalobos y una casa rural. (de La gaceta de Salamanca) |
RECUERDOS ENRIQUE VILLALOBOS MIER
"Como mi padre no ha habido ninguna persona" El hijo de Villalobos recuerda con cariño el mimo con el que siempre le trató a él y a los niños más pobres de Salamanca H ASTA que no se retiró de la política no pudo disfrutar demasiado de su compañía porque sus múltiples actividades no le permitían parar mucho en casa. "Nosotros íbamos al colegio y él no empezaba a comer hasta las seis de la tarde". Con estas palabras recuerda la ajetreada vida que llevó su padre; aún así, de él recuerda el mimo con el que siempre le trató. "Como mi padre no ha habido ninguna persona; la bondad que tenía era inigualable. Era un hombre extraordinario", dice con ternura este médico desde la consulta que heredó de su padre, en la calle Ramón y Cajal. Pero no fue el único niño que disfrutó de ese cariño con el que este médico trató siempre a los más pequeños. "Él siempre se preocupó por la infancia; así en 1913 comenzó a organizar las colonias escolares". "Llevaba a Candelario a los niños pobres de las escuelas", recuerda Enrique Villalobos. "Mi padre convenció a José Jáuregui para que crease la colonia de esta localidad salmantina", añade apuntando cada detalle de la historia de su padre. "Mi padre organizó también la asociación «Los Amigos de la Escuela y del Niño» y empezó a enviar niños a los Sanatorios de Oza y Pedrosa y al Balneario de la Toja", rememora como si hubiese ocurrido ayer. Más de tres mil niños se beneficiaron de esta iniciativa del salmantino. Hoy, cincuenta años después de la muerte de su padre, será Enrique Villalobos, junto al alcalde, el que deposite una corona de laurel ante la estatua de este filántropo del que su hijo heredó algo mucho más que la carrera de medicina. |
Entrevista con D. Enrique Villalobos
(El Norte de Castilla, 14/02/05)) ENRIQUE Villalobos, el único hijo que actualmente vive del insigne político salmantino recuerda la labor social y política de su padre y su difícil camino por una época conflictiva. |
XV Memorial Guillermo Arce y Ernesto Sánchez-Villares “Don Guillermo, Don Ernesto y la Salamanca de aquel entonces” A. ESTELLA GOYTRE En aquellos tiempos la gente sencilla retribuía al médico con pollos de corral, un fardel con fruta, un pavo por navidad... Salamanca tuvo en el campo de la medicina una persona excepcional que fue también figura política durante la República, Ministro de Instrucción Pública en dos breves gobiernos, don Filiberto Villalobos. Don Fili, como cariñosamente se le conocía, no cobraba a quien no podía pagar, pero su casa se llenaba de lo que la gente disponía, productos del campo. El había propiciado la primera huelga de médicos con estas elocuentes palabras: “Es el grito de indignación del hombre que no tiene ni día ni noche suyos, porque es esclavo de su profesión y de sus enfermos: que es cirujano, practicante, dentista y oculista a la vez; que está en constante lucha con la superstición, la ignorancia, la miseria...”. Algunos ancianos médicos recordarán aquella época en que tenían que saber y hacer de todo sin desmayo. Y muchos desde luego recordamos (yo tendría unos quince años), su entierro como el más multitudinario de la historia de esta ciudad. http://www.sccalp.org/boletin/183/BolPediatr2003_43_072-079.pdf |